Por desgracias en España el fracaso escolar es un hecho, casi un 22% de los jóvenes abandonan los estudios, el doble que la media Europea.
Así que no es raro que cuando acabe el curso en verano muchos niños lleven unas malas notas a casa.
Eso causa varios trastornos a los padres que, después de trabajar todo el año, quieren irse unos días de vacaciones pero al traer tan malas notas no saben muy bien que hacer con sus hijos.
Los expertos tienen varios consejos de cómo castigar a sus hijos por su poco rendimiento en el colegio y sus malas notas pero sin que eso signifique que los padres también tengan que pasar una mala temporada castigando a sus hijos.
Gritos, los justos
No se trata de mirar hacia otro lado dejando a los hijos sin un castigo cuando traen malas notas a casa pero unos cuantos gritos o una dura aspereza tampoco soluciona gran cosa.
Según Martínez -Otero, doctor en Psicología y Pedagogía, la actitud debe de ser firme pero también debe de ser comprensiva y estimulante.
”Los gritos y la excesiva aspereza no solucionan nada”
En el año 2008 un estudio en las universidades del País Vasco y Sevilla trabajaron con un grupo de 800 jóvenes edades entre 12 y 17 años.
Observaron a los padres de este grupo de jóvenes y los catalogaron en tres grupos.
- Padres estrictos
- Padres democráticos
- Padres indiferentes
El estudio determino que los hijos con padres muy severos o muy democráticos son los que tienen un rendimiento escolar más bajo y con más problemas emocionales mientras que los hijos de los padres más democráticos gozaban de un mejor rendimiento académico.
Que los Niños se Responsabilicen de sus Notas
Muchos niños cuando suspenden tienen excusas en sus palabras. Son típicos los “el profe me tiene manía” o “ha sido mala suerte, me salió justo lo que no me sabía”
Cuando un niño ha suspendido es porque no ha estudiado lo suficiente o simplemente no ha estudiado.
Hay que lograr que el niño reconozca esto ya que es la única forma de que cambie de actitud. Reconocer su error y lo que le ha llevado a esta situación es el primer paso a una mejoría de las notas.
Los Suspensos se ven Venir
Todos los colegios tienen una evaluación continua, es decir que los padres reciben varias notas a lo largo del curso para ver la evolución de sus hijos.
Si el hijo ha suspendido la primera evaluación, la segunda y la tercera es más que probable que cuando acabe el curso esa asignatura no consiga aprobarla.
Por ese motivo no hay que ponerse como un loco ni tener una agresividad excesiva cuando, en las notas finales, queda claro que ha suspendido.
Una violencia excesiva tras el fracaso escolar puede causar en lo hijos miedo o una rebeldía incontrolable.
Los Padres no deben Explotar
En nuestra vida, los adultos nos hemos podido encontrar con una situación frente a otros adultos en la que nos han hecho perder los nervios.
A la entrega de una notas muy malas los padres deben de ser los primeros en contar hasta 10. No pasa nada por reprender a los hijos unas horas o incluso unos días después.
Lo importante es que se haga con la cabeza fría antes de hablar con el. Si se es capaz de hacerlo al momento no hay problema, si no es así mejor esperar antes de reprender.
Decirle a tu hijo que es un borrego o que es más tonto que u palote sólo sirve para herir al niño y no le ayuda en nada.
Tampoco es el fin del Mundo ni todo es Culpa de los Padres
Unas notas muy malas puede hacer pensar a los padres que lo están haciendo muy mal.
Quizás se piense que se debe estar más encima de ellos o quizás menos y aunque la sociedad en la que vivimos responsabiliza a los padres de todo lo que les pasa a sus hijos, no es así.
Hay que pensar que pueden ser muchas las causas de unas malas notas y no siempre deben de ser por culpa de la falta o exceso de atención de los padres.
Estableciendo Consecuencias
Establecer las consecuencias en lugar de castigar sería lo ideal.
Prohibirle ir a la piscina todo el verano por suspender no va a ayudar al niño o niña a estudiar más ya que sólo será un incordio que no le aportará nada.
Lo que buscan los padres de los hijos que han suspendido en verano es que aprueben en septiembre o cuando sean los exámenes de recuperación.
Para conseguir que los niños estudien es mejor otorgar los privilegios perdidos por las malas notas de forma paulatina a gracias a los resultados.
Por ejemplo, establecer unas horas de estudio diarios y si no los cumple no hay piscina ni videoconsola.
Lo importante es establecer las consecuencias de si se estudia o si no. Hacérselo comprender a los niños y estimularles para que sigan estudiando.
Quedarse sin Vacaciones no es una Buena Idea
No es raro que algunos padres decidan que el hijo que ha suspendido se queda en la ciudad con algún familiar, lo abuelos generalmente, en forma de castigo mientras que el resto de la familia se marcha a disfrutar de sus merecidos días de vacaciones.
Como castigo ejemplar es perfecto pero en realidad sólo servirá para que toda la familia tenga una sensación de desazón y echarse de menos los unos a los otros.
Esta técnica no tiene porque hacer que los niños se pongan a estudiar para aprobar en septiembre, que es lo que en realidad estamos buscando.
El quedarse toda la familia en casa por culpa de las notas de los niños tampoco es una buena solución ya que los niños tendrían una sensación de culpabilidad difícil de asumir a cortas edades.
Lo ideal es no variar de forma muy significativa las vacaciones planeadas pero, eso si, estableciendo normas.
Hay que determinar correctamente cuales serán las horas de estudio y cuales las de diversión. Al tener que estudiar durante determinadas horas al día no podrá realizar las mismas actividades que el resto de amigos o hermanos lo que ya será un buen castigo sin tener la necesidad de que toda la familia se quede sin sus merecidas vacaciones.